Dios respondió después de mucho tiempo a esta petición y
dispuso la fecha y conforme a ello hicimos nuestras maletas.
Tomamos el bus en la terminal y llegamos a nuestro destino.
Nos acomodamos en la casa y nos llevaron a la playa para
aclimatarnos y al volver, nuestros hospedadores nos dejaron para relajarnos
durante el tiempo que teníamos establecido.
Al llegar la noche nos encontramos en plena oscuridad, pues
el sector no contaba con energía eléctrica, pero sí con agua potable lo cual
era un gran regalo, pero algo con que no contábamos era la gran cantidad de
mosquitos que a cierta hora invadían la zona por lo tanto había que entrar a
casa temprano y adoptar medidas de resguardo.
Cada día era un desafío enfrentar la noche; así que
adquirimos un insecticida para contrarrestar la acción y se me ocurrió hacer de
nuestras sábanas sendos mosquiteros que nos protegieron de la acción de los
mosquitos y sus picadas.
Un ingrediente se agregó y era el viento que corría
fuertemente a ciertas horas pues el paisaje era montañoso con vista al mar así
que refrescaba del calor en el día y en la noche como a las dos de la mañana
hacía volar lo que estuviese desprendido.
No niego que la ansiedad me azotaba al caer la noche, pero
al nacer el día mi ánimo se renovaba al
ver que mi familia era protegida por la mano de Dios de estos insectos.
Aprendimos a confiar en que Dios nos ayudaría a ver lo mejor
de cada día.
Cada día caminábamos casi diez kilómetros para ir a la playa
y al llegar corríamos al agua y descansábamos admirando el paisaje y
respirábamos libres ese aire puro con toques salinos.
Qué alegría sentíamos cada día; aprovechando cada segundo de luz.
Adquirimos fortaleza al caminar y se hacía menos largo cada
día porque aprendimos a caminar bajo ese sol esplendoroso que nos alumbraba el
camino y nos permitía disfrutar y a llevar todo lo necesario para la ocasión.
La noche se me hizo menos pesada y nuestros amigos nos alentaban enviando mensajes por
teléfono.
Cuando retornamos a la ciudad nos sentimos extraños y nos
costó retomar, especialmente porque el aire no era puro por el exceso de smog
que existe, pero había electricidad y
podíamos en un “click” iluminar los espacios e ir doquiera sin chocar con los
elementos de la casa y eso nos hacía dormir confiados.
Y es aquí en este punto donde quisiera detenerme para
meditar con ustedes:…
No creo haber sentido esa sensación de incertidumbre
nocturna nunca.
Es diferente estar en casa que estar en un lugar extraño a
tus costumbres. Tuve que pedirle a Dios que me ayudara a salir de esa opresión
cada día con sabiduría, con entendimiento, al ejercitar la fe, orando y
deponiendo la actitud de derrota y del salir huyendo a la primera de cambio, más
con valor, presentando defensa, armando nuevas estrategias para contrarrestar
la asechanza de estos diminutos insectos y vencer la imposibilidad reinante de la oscuridad
para ver con la luz de Cristo, lo mejor que Dios nos había dado para
deleitarnos en nuestras vacaciones.
Eclesiastés 2:13 Y he visto que la sabiduría sobrepasa a la
necedad, como la luz a las tinieblas.
Andar en oscuridad no es grato; causa depresión, ansiedad,
incertidumbre, miedo; y si no estamos cubiertos de la luz de Cristo, esto puede
apagar nuestras fuerzas y debilitarnos convenciéndonos que no hay salida a
nuestros devenires en la vida.
Así que te invito en este día a deponer tus miedos, si eres
una hija de Dios, para dar paso a la luz de esta libertad que él nos dio para
que anduviésemos en ella.
Salmos
27:1 Jehová es mi luz y mi
salvación; ¿de quién temeré?
Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
Si no lo eres, entonces te invito a conocerle, a ampararte en Su luz para alumbrar tu vida,
en una oración personal, invitándole a limpiar tu vida totalmente y darle el
gobierno de tu senda en el nombre del Señor Jesucristo.
Salmos
36:9 Porque contigo está el manantial de
la vida;
En tu luz veremos la luz.
Les animo a estar bajo su luz diariamente de ahora en más y
que Dios les bendiga.
Su Servidora
Verónica