lunes, 10 de marzo de 2014

"Poesías para mis hijos".



Nunca es tarde para dedicarle poesía a nuestros hijos y no quiero que se haga la tarde del olvido sin expresárselas.


"Cuando duermes, mi niño adorado".

Cuando duermes
mi niño adorado,
un volantín de colores
te viene a buscar,
para llevarte volando 
a la tierra roja de mi amor, 
esa de limones y naranjas
y manzanas en flor.

Cuando duermes
Pestañitas largas, 
te dibujo las mejillas, 
con besitos azucarados;
velando tu sueño,
escribiéndote versos
me quedo a tu lado.

Si al despertar 
no estuviese,
no te impacientes,
que fuí a ordeñar
la Vía Láctea,
para darte una taza 
de leche tibia 
colmada de estrellas,
con luna naciente
y besos en la frente.

Cuando duermes
invento cuentos, 
te susurro versos,
con este amor inmenso,
que sólo una madre vieja,
teje en las letras,
porque mi memoría va fallando,
y si ya no  recuerdo hoy,
tú recordarás mañana,
cuando vueles en el volantín
que hice para ti en las nubes,
al dormir la siesta en Marzo,
cuando se abrieron tus ojos,
para mi.

Cuando duermes la siesta,
mi niño adorado,
suelo dormir,
rendida, a tu lado.












 "Cabellos de niña"

Hilos de cobre diviso
cuando mojas tu cabello, 
arcoiris de agua tu reflejo;
rizado y negro 
tu color llamaba
cuando Dios 
en mis entrañas
te creaba.

Cuando de niña
jugabas a ser reina
entre todas tus muñecas
tú siendo la más hermosa;
fea creías ser, 
y al espejo exigías verte
con ojos de azúl cielo,
cuando marrón hermoso
tu vista teñía, 
los troncos y ramas 
que trepabas sin miedo,
jugando el equilibrio ver,
ciega de ansias de ascender 
y tocar el cielo con tus brazos
que cansados a mamá tendías
para arrullarte y decirte 
una y otra vez
que mami te quiere y te querrá
de aquí a la eternidad.

Niña de hilos de cobre
deja de correr,
esconderte del sol
mamá quiere,
por si te acercas mucho
pues quemará tu piel.

Niña mimada,
niña graciosa,
niña hermosa...
sólo escucha el corazón
que te dice espera un poco 
¡Por favor!








"Mujer ahora ,mi niña de ayer".

Te quieres ir de casa 
porque ya grande quieres ser,
un principe desde las colinas 
pretender ver,
si tan sólo eres para mi, 
mi niña de ayer.

Pequeña que rabietas hacías 
si una muñeca escogía no darte,
quebrabas mi querer,
Papá decía cómprale esta vez,
mira que niña sólo sé es,
una vez.

Madre inexperta fuí, 
arrepentida cuando crecistes,
perdón te pedi,
ya que nadie enseña a una mujer, 
a ser madre, la primera vez.

Desde pequeñita,
mi compañera fiel,
aunque cansada del trabajo,
tramos largos de cariño, 
solía llevarte en brazos,
cuando llorabas el cansancio
de las horas de la ausencia,
sin mi querer;
aprendí caminando
que amarte sólo a ti, 
mi primogénita,
debía tu lugar,
nunca ceder.

Te quieres ir de casa 
porque ya eres una mujer,
el nido vacío quieres dejar,
y solemos extrañar tu risa
en casa y tus cuentos de hospital,
de médicos y enfermeras 
que suelen enseñar, 
cosas que nunca te dijimos
para tu mente cuidar.

Te quieres ir de casa 
y no me puedo acostumbrar, 
cuando se aproxima la hora 
para el tren ir a tomar, 
y con mi corazón de madre,
llorando mis ojos se quedan,
atragántandose los pensamientos
cuando te veo las lágrimas secar.

Niña hermosa,
niña cariñosa 
de mirada dormilona,
no olvides cuando duermes,
que una oración en casa 
te bendice a lo lejos, 
y aunque papá reclame tu ausencia,
porque está viejo,
recuerda que te vamos a extrañar.




Mujer ahora, mi niña de ayer.


¡Sean muy Bendecidas!