martes, 4 de febrero de 2014

"Cristo asido a su vida".




Un día, sentímos a los pájaros revoloteándo por el frontis de la casa. 
Miré por la ventana de la sala de estar, y ahí, en el suelo del patio, 
había un pequeño pajarillo, con sus plumas nuevas, enredando aún en el pico, su primer vellón.
Pensé que huiría al verme salir, pero demoró y fué a esconderse en el follaje de una planta.
Mientras tanto, sus parientes alados le advertían que no se dejara atrapar, intimidándome con sus sobrevuelos y con el tremendo bullicio que hacían, pensé en abortar la idea de ayudarlo pero al ver que no podía volar con seguridad, resolví rescatarlo.
Acurrucadito en la raíz sobresaliente de la planta, se dejó tomar.
Se sentía tibio. 
Lo acurruqué en mi mano, y ahuecandola le quedó un espacio para respirar.





Yo no tenía la menor idea de cómo había caído, o si lo estaban entrenando 
para que aprendiese a volar porque era muy pequeño, a mi entender, para abandonar el nido.
El que más disfrutaba de este evento, era mi hijo, que sorprendido no dejaba de acariciarlo y decirle al "Tutú" (pajarito), que no tuviera miedo.
"Tutú Ñem" (pajarito ven), le balbuceba, para que estuviese tranquilito y me aconsejába que le diera de comer.
Como no tenía nada y toda su parentela estaba llamándolo, resolví dejarlo en lo alto de un matorral, con la esperanza de que se fuera a la primera intentona,volando hacia su "mami pajarito". 
 


Más pasaba el tiempo y no había caso.
Entramos a la casa y observábamos cómo su madre traía en su pico, algo de comida para alimentarlo, seguramente preocupada por el tiempo que pasaba y él, pobrecito, sin comer aún.
Permanecía quietito, sin signos de querer volar y sus parientes desde un árbol frondoso lo llamaban agitadamente para que se reuniera con ellos.

Hasta que por fín se fue y no lo volvimos a ver más.

Días más tarde, mi esposo me indicó que había una gata en el techo de nuestra casa, casi equilibrándose, pendía una pata con sus garras extendidas, tratándo de agarrar el nido que había en el entretecho, y ahí entendí cómo aquel pajarito, había caído.
Le tiramos algunas piedrecillas para ahuyentarla y a pesar de que el techo quemaba por las temperaturas del verano, la gata estaba empecinada en suplir sus antojos de comer pajarito emplumado.
No lo logró, y se alejó, entre los techos de las casas vecinas.

Este suceso me dejó meditando y al pasar los días concluía en lo siguiente:

Mientras el enemigo de nuestras almas acecha provocándo pavor en medio de las pruebas, se suele desantender la retaguardia, provocándo la caída en la vida cristiana, y se vive 
inmerso en medio de los problemas, sintiendo que se nubla la visión, y cuando el miedo y el silencio hacen su tarea, socavando los cimientos de la confianza, se cierran los oídos a la esperanza, confinando la voluntad, a la negación.

Más Dios atendiendo el ruego de los que aman a los afligidos tiende redes de apoyo en la oración en común, y así el Espíritu Santo puede seguir activándo en la vida de los creyentes, aclarando sus mentes y levantándo sus frentes para volver a volar en libertad.

Si usted hermano(a), se encuentra encadenado(a), aún, a una situación que no le permite seguir adelante, sólo clame con fuerzas al Dios Todopoderoso en el nombre del Señor Jesús, y pida ayuda
desde lo profundo de su ser  y cobre aliento para que Dios se encargue de derribar las fortalezas que le impiden mirar el objetivo, para emprender el vuelo nuevamente y volar con confianza el 
tramo que le queda por delante, hacia su meta final, con Cristo asído en su vida.

Un versículo para meditar, levantarnos y continuar trabajando


hasta que Dios nos llame:...


2 DE CORINTIOS 10:3-4
PUES AUNQUE ANDAMOS EN LA CARNE, 
NO MILITAMOS SEGÚN LA CARNE.
PORQUE LAS ARMAS DE NUESTRA MILICIA NO SON CARNALES, 
SINO PODEROSAS EN DIOS PARA DESTRUCCIÓN DE FORTALEZAS.

FILIPENSES 3:14
PROSIGO A LA META, AL PREMIO DEL SUPREMO LLAMAMIENTO DE DIOS 
EN CRISTO JESÚS.

Nota

Si usted no tiene a Cristo aún en su vida, le invito a clamar en una oración de arrepentimiento por haber estado ausente del Padre Celestial,en el nombre de Cristo Jesús, para el perdón de sus pecados.
No importa cuántas fortalezas pueden existir en su vida, porque Él es el único capáz de derribarlas y construir cimientos de la verdad eterna en su corazón, a través del sacrificio de Cristo Jesús en la cruz del calvario.
No siga sometido a la aflicción y venga a Cristo, él le lavará con su sangre preciosa y Él le restaurará y secará cada una de sus lágrimas y le consolará, porque usted será su hijo(a),eternamente.




¡Sean muy Bendecidas(os)!

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