“EL HORIZONTE DE SU VOLUNTAD”.
Siempre busco un tiempo único,
a solas con Dios, probablemente no todas las veces puedo hacerlo como quisiera
y así ocurrió en estos últimos meses tuve que buscar auxilio espiritual por
donde anduviere, en el metro, en el bus o en la sala de espera de un hospital.
Nuestro hijo menor,
necesitaba urgente una intervención quirúrgica y no teníamos los medios para
realizarlo, además nos atemorizaba la existencia de una larga lista de espera, que
databa de un par de años en el Hospital Público y eso nos desmoralizaba.
En esos instantes:… “Necesitaba
orar”.
Salmos 119:25
Abatida hasta el polvo está
mi
alma;
Vivifícame según tu Palabra.
Hablar con mi Padre
Celestial, es el único medio que reconocía como la medicina efectiva para aliviar
la presión, matar la ansiedad…y revivir en Su Palabra.
Salmos 119:26
Te he manifestado mis caminos,
y me
has respondido; Enséñame tus estatutos.
Dios conocía mis temores,
cuando le declaraba nuestra necesidad. Por tanto, necesitaba urgentemente de Su
guía para ver el camino que tenía por delante., tanto como para escuchar las instrucciones del médico,
como para elegir el lugar al que podíamos llevar a nuestro hijo. Así como
también, para realizarle los diferentes exámenes.
Salmos 119:27
Hazme entender el camino de tus
mandamientos, Para que medite en tus maravillas.
Entender la voluntad de
Dios implicaba obedecerle, para observar la maravilla de sus respuestas y Dios
respondió a Su tiempo. Nos bendijo con el dinero para pagar el costo total de
la intervención y contar con el apoyo de los que nunca faltan, para lo que
restaba del camino.
Salmos 119: 28
Se deshace mi alma de ansiedad;
susténtame según tu palabra.
Cuando falló un examen el
desánimo quería cobrar intensidad y más aún cuando nos derivaron a un
Hematólogo quien nos sugirió repetir el examen. Nuestro hijo no quería
repetirlo y aterrorizado, se rebeló.
Salmos 119:29
Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu
ley.
El enemigo de nuestras
almas quería desalentarme con la idea de que no había esperanza, pero aun así, busqué
sabiduría en el Señor y obedeciendole…
Salmos 119:30
Escogí el camino de la verdad; He puesto tus juicios delante de mí.
Ahuyenté el temor y lo llevé
al hospital nuevamente.
Salmos 119:31
Me he apegado a tus testimonios;
Oh Jehová, no me avergüences.
Aunque se resistió al
principio, la bondad de aquella enfermera terminó por convencerlo, cesó en su
intento de lucha y se calmó, al punto de salir feliz de la salita de pruebas
llevando en su mano, un guante inflado, a modo de globo, como símbolo de su
heroico acto.
Lo maravilloso de esto es
que la misma enfermera, gestionó el resultado, que salió perfecto, de modo que
nos perdiéramos más tiempo y agilizáramos la fecha de la intervención más nuestro
Dios ya nos tenía la fecha y el lugar y dando gracias, descansamos y nos alegramos de la bondad de Dios.
Salmos 119:32a
Por el camino de tus mandamientos
correré.
Y llegó el día de la operación.
La habitación de nuestro
hijo era de lujo, los pisos de aquel hospital Clínico brillaban. Para quienes estamos
acostumbrados nada más que al sistema público, (que no es malo), nos alegraba
este beneficio divino.
Lo checaron, controlaron y
verificaron datos específicos, luego llegó el anestesista y nos explicó todo lo
que habría de acontecer.
Con su batita azul, capucha
para su cabello y boticas para sus pies, lo llevaban rumbo al Pabellón, al
llegar ahí, conteniendo el llanto, abandonando todo temor, en silencio; una
oración de confianza fue elevada.
Fui vestida para
acompañarlo al último tramo, entretanto su cirujano amablemente me informaba
del procedimiento.
Mi hijo cargaba en sus
faldas unos autitos que su hermana mayor le había regalado y a solicitud del
anestesista los dejó a un lado, para soplar el globo que lo llevaría al “Gran
Viaje Espacial”.
Al verlo totalmente dormido, le di un beso, confiando en el
cuidado extremo de Dios.
En la espera, orando, vislumbraba
en el Pabellón, como en una visión, velando a los ángeles de Dios y a los miles
de hermanos que estaban orando por nuestro hijo en aquella hora.
Salmos 119:32b
Cuando ensanches mi corazón.
Dios bendijo las manos del
staff de cirugía y se llenó de alegría nuestro corazón, cuando salió el doctor
diciendo que todo había sido un éxito.
Mediante este proceso se
puede entender que nuestra tiempo con Dios, en oración y lectura devocional,
nos permite tener claro el horizonte de Su voluntad” y podemos salir fortalecidas al final de cada episodio de la vida que debemos afrontar tomadas de su mano.
¡Dios les bendiga!
Su servidora
Verónica
Que hermoso relato, pude sentirme allí, viendo todo, qué bello es nuestro Dios lo Alabo, porque maravillosas son sus obras, nada escapa de sus manos, nos sorprende con sus mimos amorosos, y nos hace estar seguras y tranquilas bajo la sombra de sus alas, gracias por bendecir mi vida, recordándome con esta lectura que Dios permanece fiel, y que el cubre cada detalle de nuestras vidas.
ResponderEliminarUn beso
Olimar